(Tui, 1893 - Madrid, 1936) Político ultraderechista español
cuyo asesinato precipitó la sublevación militar y la guerra civil española.
José Calvo Sotelo estudió Derecho en Zaragoza y Madrid y se doctoró con premio
extraordinario en la universidad madrileña, por lo que ingresó pronto en el
Cuerpo de Abogados del Estado, el año 1916. Inició su actividad política dentro
del partido de Antonio Maura. Su primera obra escrita fue, precisamente, El
proletariado ante el socialismo y el maurismo, del año 1917.
Ya antes, en el año 1915, fue nombrado secretario de la
Sección de Ciencias Políticas y Morales del Ateneo de Madrid, cargo que le
proporcionó la oportunidad de contactar con lo más granado de la
intelectualidad del momento, sobre todo con los últimos epígonos del krausismo,
y le permitió imbuirse de las propuestas que éstos pregonaban sobre la
necesaria reforma del sistema liberal, si bien Calvo Sotelo readaptó esa
reforma dotándola de un profundo carácter autoritario que se reflejó en su
segunda obra, del año 1917, La doctrina del abuso del derecho subjetivo.
José Calvo Sotelo
En el año 1919 consiguió su primer acta de diputado a Cortes,
representando al distrito de O Carballiño, dentro de las filas del partido de
Antonio Maura. En el año 1921, el gobierno de Maura lo nombró gobernador civil
de Orense, lo que inició su arraigo con dicha provincia y con sus prohombres
políticos. Seguidamente pasó a ocupar el mismo cargo en Valencia.
Pero la carrera política de Calvo Sotelo no alcanzó
relevancia hasta el advenimiento de la Dictadura del general Primo de Rivera
(1923-29), siempre sin romper con el "maurismo", y guardando ciertas
distancias con el antiparlamentarismo de Primo de Rivera. Calvo Sotelo se
propuso colaborar con el régimen y así llevar a cabo las reformas del Estado
que él consideraba necesarias. Fue puesto al frente de la Dirección General de
la Administración, donde se propuso solucionar los problemas que embargaban a
la administración local y provincial, las cuales se debatían entre la impotencia
económica y el caciquismo heredado desde los tiempos de la restauración
canovista.
Sus intenciones reformistas las realizó con la promulgación
de los Estatutos Municipales (Decreto-Ley del 8 de marzo del año 1924), y los
Estatutos Provinciales (Real Decreto del 20 de marzo del año 1925), en un
intento de fortalecer los poderes locales, a la vez que también éstos eran
controlados por el Estado. Por medio de este último decreto, la provincia quedó
marcada como la jurisdicción dominante sobre los municipios inscritos en ella.
El proceso de reforma se amplió con la introducción del
sistema de Mancomunidades regionales en Galicia y en el País Valenciano,
regiones éstas que él conocía muy bien por su práctica política. Este proyecto
chocó enseguida con la resistencia pertinaz de las oligarquías locales,
perfectamente adaptadas al ámbito provincial, por lo que el proyecto no se pudo
llevar a cabo. Otra medida adoptada por Calvo Sotelo fue la remodelación de los
gobernadores civiles y la creación del delegado gubernativo, con resultados
políticos no siempre satisfactorios.
En el año 1925 fue nombrado ministro de Hacienda por el
general Primo de Rivera, cargo que ocupó hasta el año 1929. Durante este
período pretendió realizar la reforma del sistema económico español, tratando
de incorporar las nuevas pautas mundiales, mediante la superación del
liberalismo clásico y la creación de un aparato de Estado intervencionista. Sus
decisiones más importantes dentro de este ministerio fueron la creación del
Monopolio de Petróleo (CAMPSA); la creación de los Bancos de Crédito Local,
Exterior de España e Hipotecario; la nacionalización de varias empresas; la
promulgación de la Ley de Contrabando y Defraudación; y el intento de reforzar
la inspección tributaria.
Su política económica al frente del ministerio de Hacienda
fue altamente contestada por la oposición, así como por las clases sociales
oligárquicas, ya que la veían excesivamente intervencionista. Por todo ello,
cuando cayó la Dictadura a finales del año 1929, Calvo Sotelo no tuvo más
remedio que dimitir. No obstante, continuó su actividad política e intentó
crear, durante el gobierno provisional de Berenguer, un partido, la Unión
Monárquica Nacional, con la finalidad de agrupar a todos los monárquicos
comprometidos con el anterior gobierno. La proclamación, el 14 de abril del año
1931, de la II República española le impidió seguir adelante con su proyecto
político, obligándole la nueva situación política (totalmente en contra de su
persona y de su pasado con Primo de Rivera) a exiliarse, primero en Lisboa y
posteriormente en París (1931-34).
Durante su estancia en Francia, Calvo Sotelo entró en
contacto con los ideólogos del autoritarismo nacionalista monárquico francés,
lo que resultó en una evolución política hacia posturas cada vez más
extremistas de tipo fascista-corporativista. Por otra parte, el exilio le
proporcionó la ocasión de escribir sus ideas políticas y de exculparse de las
acusaciones que se le hacían en los círculos políticos españoles. De su pluma
salieron las obras En defensa propia (1932), Las responsabilidades políticas de
la Dictadura: un proceso histórico (1933), y La voz de un perseguido (1933).
En las Cortes Constituyentes fue elegido diputado por Orense,
pero, dada su situación de exiliado político, se le impidió hacer acto de
posesión formal del Acta de diputado. En las elecciones para la primera
legislatura, celebradas en noviembre del año 1933, salió elegido diputado con
dos Actas, por Orense y La Coruña, representando al partido Renovación Española.
Finalmente, el 4 de mayo del año 1934, regresó del exilio en virtud de la
amnistía decretada por el gobierno republicano derechista de Alejandro Lerroux
y de Gil Robles, lo que le posibilitó acceder a su puesto de diputado por
Orense y reanudar su actividad política.
A su vuelta del exilio y con ideas nuevas, se propuso llevar
a cabo la creación de un amplio grupo político, afecto a la monarquía, de
carácter renovado, en función de sus nuevas orientaciones y contactos con el
autoritarismo francés e italiano, que aglutinase a todos aquellos grupos y
sectores contrarios al régimen democrático y republicano imperante. La idea
cristalizó con la creación del partido Bloque Nacional, dispuesto a unir los
esfuerzos de todos esos grupos para la instauración de una monarquía
totalitaria.
Para Calvo Sotelo, la monarquía tan sólo era un instrumento
útil para poder superar el sistema liberal y parlamentario (corrupto bajo su
punto de vista), y así proceder a la creación de un poder ejecutivo fuerte y
estatizante, al igual que el modelo italiano. Sobre la base de tales argumentos
políticos giró el discurso que pronunció en la Academia de la Jurisprudencia y
Legislación, el 20 de noviembre del año 1935, con el significativo título de El
capitalismo contemporáneo y su evolución.
El Bloque Nacional de Calvo Sotelo no obtuvo los resultados
esperados, ya que gran parte de su posible electorado se decidió por apoyar al
partido derechista de la C.E.D.A, presidido por Gil Robles, el cual tenía
mayores posibilidades de éxito. Calvo Sotelo intentó ingresar en el partido
Falange Española, de José Antonio Primo de Rivera, hijo del general que
presidió la Dictadura. José Antonio se negó en redondo debido a las insalvables
diferencias personales e ideológicas habidas entre ambos dirigentes.
Con la victoria, en febrero del año 1936, de las fuerzas de
izquierdas coaligadas en el Frente Popular, Calvo Sotelo fue elegido diputado
por Orense, con un Acta de diputado protestada por el Frente Popular Local,
aunque luego fue aprobada por la mayoría de izquierdas de la Cámara, puesto que
veían imprescindible la presencia de Calvo Sotelo en el Parlamento como
interlocutor válido. Todos estos reveses políticos inclinaron a Calvo Sotelo a
adoptar una política decididamente conspiradora, radical y antirrepublicana.
Desde su escaño protagonizó diversos incidentes que le hicieron ganarse la
hostilidad de las fuerzas izquierdistas, destacándose sus continuos
enfrentamientos con Casares Quiroga. Calvo Sotelo se convirtió en el portavoz
del ultraderechismo de la Cámara, posición ésta que compatibilizaba con todo
tipo de actividades antirrepublicanas fuera del Parlamento.
En la madrugada del día 12 al 13 de julio del año 1936, Calvo
Sotelo fue sacado de su domicilio mediante engaño y asesinado en una camioneta
de la Guardia de Asalto. Fue su muerte la que precipitó y dio argumentos a la
rebelión militar que ya se venía organizando meses atrás. La muerte de Calvo
Sotelo fue considerada por los sublevados como la gota de agua que colmaba el
vaso de la paciencia patriótica. Calvo Sotelo fue declarado por los golpistas
el primer mártir de la cruzada contra los "enemigos de la patria".
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