El lobo de Wall Street’, el filme dirigido por Martin
Scorsese y que tiene a Leonardo DiCaprio muy cerca de llevarse su primer Óscar,
ha sido acusado de ser una burda apología al crimen y al materialismo, así como
una oda a la drogadicción y los excesos sexuales.
En efecto, de excesos está llena la película, en cuya primera
escena un grupo de individuos juega a lanzar enanos contra una diana, solo por
diversión. Pero, por lo visto, los desmanes reflejados en la película no hacen
más que reflejar la realidad sobre Jordan Belfort, en quien está inspirado el
filme.
Se trata de un corredor de bolsa neoyorquino, hoy de 54 años,
quien se hizo multimillonario muy joven, a los 26 años, y fue enviado a prisión
por manipulación del mercado de valores y lavado de dinero, entre otros cargos.
Perdió US$200 millones de quienes incautamente invirtieron en acciones basura.
Belfort no nació siendo rico. Creció en una familia judía de
clase media baja. Sus padres, Leah y Max, eran contadores; estudió biología en
la American University e incluso intentó estudiar odontología, pero -como lo
cuenta el diario The Independent- el decano le recordó: “La edad de oro de la
odontología ha terminado. Si usted está aquí solo para hacerse rico, está en el
lugar equivocado”.
Y tan equivocado estaba como odontólogo, y como biólogo, que
inevitablemente su ambición desaforada lo condujo a Wall Street, donde trabajó
en LF Rothschild, una firma de corredores de bolsa que fue su primera escuela y
que quebró en 1988.
Decidió fundar su propia compañía en los años 90, Stratton
Oakmont, que vendía acciones por pocos centavos prometiendo ganancias
astronómicas. Llegó a manejar 6 automóviles del más alto lujo, a tener su
propio helicóptero y a navegar un yate de 167 pies, antigua propiedad de CocoChanel.
Belfort era adicto al alcohol y a muchos tipos de drogas,
entre ellas cocaína y morfina, pero en especial a la metacualona, una especie
de sedante muy popular en los años 60 y 70.
Este coctel de drogas le producía la euforia y la excitación
sexual que Leonardo Di Caprio evidencia en su desaforada actuación, como una
radiografía de un estilo de vida casi religioso donde el ‘dios’ es el dinero y
donde Belfort es el ‘elegido’ por el capitalismo salvaje para hacer el ‘milagro’
de inflar acciones sin valor.
Al año, Belfort llegó a tener ganancias por US$50 millones.
Pero a final de cuentas, el único milagro que obtuvo fue el de pagar solo 22
meses de prisión y el deber de indemnizar a sus clientes con US$110,4 millones.
No obstante, este macho alfa de la estafa solo ha devuelto el 10 %, es decir,
US$10,4 millones.
Estando en la cárcel conoció a Tommy Chong, un actor,
escritor y defensor de la venta libre de marihuana, quien lo convenció de
contar su historia. Belfort publicó ‘The Wolf of Wall Street’ y ‘Catching The
Wolf of Wall Street’, libros que han sido traducidos a 18 idiomas.
Y fue tal el éxito de sus memorias, que no sólo Scorsese y
DiCaprio se interesaron en llevar su vida al cine. La película del año 2000
titulada ‘Boiler Room’ (con Vin Diesel y Ben Affleck), también está inspirada
en sus memorias.
Entre los años 2009 y 2013, Belfort ganó cerca de US$2
millones por la venta de sus libros y otros US$24.000 por las conferencias que
dicta. Sí, porque hoy día es un célebre conferencista motivacional, que enseña
sus técnicas para ser un as en las ventas.
Sobre él se ha escrito en diarios tan prestigiosos como The
New York Times, The Wall Street Journal, Le Monde, el Corriere della Serra,
Forbes, BusinessWeek, Paris Match y Rolling Stone.
Asistir a una de sus charlas cuesta alrededor de US$500 por
persona, y su método se basa en una mezcla de psicología del comportamiento,
estrategias para la persuasión y neurociencias aplicadas a las ventas. Lo llama
el ‘Straight Line System’ hacia la venta perfecta.
Para la película, DiCaprio se reunió decenas de horas con
Belfort hasta perfeccionar los discursos motivacionales que daba a sus
empleados y que vemos en la película. Hoy en día, el corredor de bolsa lleva 12
años sobrio, aunque toma bebidas energizantes con cafeína. La única adicción
que conserva intacta es, por supuesto, la adicción al dinero.
Tips de venta de Jordan Belfort:
Pida aumento: “Usted es un producto valioso, con unos valores
agregados en su desempeño actual y que puede ser beneficiosos a futuro.
Conéctese con su jefe, véndale su idea del aumento, pero dígale lo que esa
inversión traerá para la empresa, hable de beneficios”.
¡Contratado!: No se conforme con decir “Quiero trabajar
aquí”, sino “Yo puedo aportar ´X cosas’ a su compañía”. Y a la pregunta ¿Cómo
se ve en cinco años?, responda: “Me veo creciendo en esta empresa, liderando un
grupo de personas y compartiendo mis conocimientos con los demás”.
La primera impresión: “Su tono de voz y su lenguaje corporal,
harán que una persona lo escuche. Solo el tono hará creer que usted es
confiable en lo que dice”.
Lea las señales: Así como utiliza su lenguaje y su cuerpo,
también observe como actúa su interlocutor y póngase a su nivel para lograr
mejor entendimiento”.
Pregunta reflexiva: “Si a su cliente le formula preguntas
reflexivas, él sentirá que está en buenas manos”.
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